¿Quién se compromete con el periodismo?

El valor de las palabras, su rigor o su vanalidad están directamente ligados a los hechos, a las cosas a las que refieren y a Eva Navarretelos comportamientos de las personas que las pronuncian. Y a ninguno de nosotros se nos escapa que son muchos los términos que no sólo han perdido su valor, sino que han tornado en vacuos, imprecisos e incluso confusos, llegando a ser una mera caricatura de sí mismos.

La palabra compromiso es, a mi parecer, un buen ejemplo de todo este proceso. Nuestra Real Academia la define, en sus primeras acepciones, como obligación contraída o palabra dada y de ello se desprende que quienes lo asumen se deben al objeto que les ata, bajo las condiciones o términos que ambas partes mutuamente se reconocen. Sin embargo, observando la realidad, que es lo más cercano que podemos encontrar a la verdad, compruebo con pesar que el término compromiso es utilizado hoy en día con demasiada ligereza e ignorancia de su significado, tanto en el espacio público como en el privado. Este último tiene un alcance menor, siempre que el núcleo del compromiso no afecte a terceros y de su ruptura no se deriven efectos indeseados y perjudiciales. En cambio, cuando se adquiere en la esfera pública, el impacto es infinitamente mayor si se quiebra o simplemente cae en el olvido; porque con la expresión pública de esta asunción de obligaciones uno se une y ata con el conjunto de quienes asisten a su escenificación y, por tanto, su ruptura decepciona igualmente no sólo a la contraparte, sino a la entera sociedad que ansiaba que el compromiso se tornara en hechos.

En la última entrega de los Premios Andalucía de Periodismo, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se refería en su discurso justamente al compromiso público de la política y el periodismo con la sociedad. Pero, ¿quién se compromete con el periodismo? Porque los políticos cuentan, en última instancia, con el respaldo de los votantes que depositan su confianza en los primeros para que hagan realidad sus deseos y esperanzas; pero, ¿quién respalda a los periodistas?, ¿quién está dispuesto a acabar con la precariedad laboral, el intrusismo y el desempleo que amenazan la ética y la calidad del periodismo?, ¿quién denuncia los abusos en las redacciones, los bajos salarios o los no salarios?, ¿quién hace suya la responsabilidad de la información que se transmite?, ¿quiénes son capaces de exigir veracidad, rigor, independencia y pagar por una información fiable y de calidad?, ¿quién apuesta por el periodismo a pesar de los pesares?, ¿quién se compromete y cumple?

Estas son las preguntas que desde el Colegio Profesional de Periodistas de Andalucía lanzamos este año a toda la sociedad y, especialmente, a los responsables de la cosa pública. Y esta es una de las razones por las que les pedimos, en todas y cada una de las instancias, locales, institucionales y autonómicas, que asuman el “Compromiso público por empleo y la profesión periodística” aprobado por la Asamblea General del Colegio.

Porque esta profesión va de transparencia y de hablar claro a la ciudadanía, especialmente cuando de las cuestiones comunes que nos afectan a todos se trata. De ahí que, en tiempos de gobierno abierto, sea preciso contar con profesionales acostumbrados a observar la realidad y contarla de forma responsable y comprensible para los demás; contrastando fuentes en un mar de datos inconexos; nadando en los límites de la intimidad y la privacidad aplicando criterios periodísticos, éticos y deontológicos. Pero, para ello, es necesario el compromiso en su entero y completo significado, y no sólo en festividades, conmemoraciones y en discursos, sino también, y sobre todo, en sus actuaciones diarias como administración, como poder público, y también como empleador.

Y, todo ello, sin olvidar cómo este compromiso también debería ser, no sólo asumido, sino también exigido por cada uno de nosotros como ciudadanos y ciudadanas de a pie. Una sociedad realmente libre y democrática requiere inexcusablemente una comunicación libre de dominio e injerencias. Si no queremos ser meros peones de decisiones que otros toman por nosotros, si queremos realmente ser partícipes e influir en el devenir de nuestras comunidades y de nuestras propias vidas, necesitamos esas estructuras y elementos institucionales que garanticen fuentes diversas de información objetiva. Sólo entonces podremos ser conscientes, libres e iguales. Y sólo entonces algunas de esas palabras volverán a tener ese viejo y añorado valor.

Eva B. Navarrete

Decana del Colegio Profesional de Periodistas de Andalucía

Tags:
Previous Post

Greencities adelanta su octava convocatoria

Next Post

Natacha Fernández, estilista de los Goya

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Periodismo
Constructivo