Delante y detrás del escenario

Foto de Nuevo Mundo Magazine, Madrid,
Foto de Nuevo Mundo Magazine, Madrid,

María Ana de Jesús Guerrero Torija, más conocida como María Guerrero, fue una actriz y empresaria dramática española. Su padre, Ramón Guerrero, era decorador y trabajó en célebres teatros; y su madre, Casilda Torija, impulsó que desde su infancia recibiera una esmerada formación académica y la matriculó en el colegio de San Luis de los Franceses.

Posteriormente, Guerrero estudió arte dramático junto a la actriz Teodora Lamadrid y en octubre de 1885 se estrenó en el teatro con la obra ‘Sin familia’, de Miguel Echegaray, en el Teatro de la Comedia de Madrid. Desde 1890, ya como primera actriz del Teatro Español, actuó en obras clásicas y de José Echegaray con gran éxito.

Amiga de los grandes políticos, escritores e intelectuales españoles de finales del siglo XIX y primeros del siglo XX, Guerrero amplió sus estudios de arte dramático en París con el actor y director Benoît-Constant Coquelin y la actriz Sarah Bernhardt (1844-1923), con la que llegó a compartir escenario años más tarde.

De vuelta a España, comenzó a trabajar en el Teatro de la Comedia con la compañía de Mario y Vico, y más tarde, en 1894, en el Español. Ese mismo año, abandona la compañía de Emilio Mario para crear la suya propia.

En 1896 contrajo matrimonio con el actor Fernando Díaz de Mendoza, un aristócrata viudo arruinado con quien estableció su propia compañía teatral. En ella se integraron grandes nombres de la escena española como María Fernanda Ladrón de Guevara, Catalina Bárcena, María Cancio, Emilio Thuillier, Elena Salvador, Josefina Blanco, Emilio Mesejo, Felipe Carsi, Alfredo Cirera, Hortensia Gelabert, Pedro Codina, Luis Medrano…

Más adelante, en 1899 emprendió una gira por Latinoamérica que repetiría años más tarde en sucesivas ocasiones (1908, 1910, 1914…), especialmente por Uruguay y Argentina, donde fue una de las inauguradoras del Teatro del Libertador San Martín (llamado en su época Teatro Rivera Indarte) en Córdoba. Asimismo, en Buenos Aires inauguró el Teatro Avenida e hizo donativos para que se construyera el que es hoy llamado Teatro Nacional Cervantes. En 1925 actuó en la Manhattan Opera House de Nueva York.

Guerrero falleció en 1928 a consecuencia de un ataque de uremia, días después de suspender los ensayos de ‘Doña Diabla’, de Luis Fernández Ardavín.

Sobresalió, principalmente, en el desempeño de papeles trágicos. A lo largo de su trayectoria, estrenó obras de los Premio Nobel de Literatura Jacinto Benavente y José de Echegaray, así como de Benito Pérez Galdós, Eduardo Marquina, Valle-Inclán o los Hermanos Álvarez Quintero.

Destacan sus interpretaciones en ‘Don Juan Tenorio’, de Zorrilla (1817-1893); ‘La Dolores’, de Feliu y Codina (1847-1897); ‘María Rosa y Tierra Baja’, de Ángel Guimerá; ‘Realidad’, La de San Quintín y ‘La loca de la casa’, de Pérez Galdós; y ‘La Malquerida’ y ‘La noche del sábado’, de Jacinto Benavente.

Actualmente, existe un teatro en Madrid que lleva su nombre: el Teatro María Guerrero, llamado Teatro de la Princesa hasta 1931, del que María Guerrero había sido propietaria desde 1909 y donde llegó a fijar residencia desde 1918.

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