ESMO 2017 se centra en los tumores femeninos

En el marco del Congreso ESMO 2017 se han dado a conocer los últimos avances en el tratamiento de tumores que afectan a mujeres, incluyendo trabajos sobre combinaciones de medicamentos que mejoran los resultados actuales en el cáncer de mama y estrategias para simplificar las terapias del cáncer de cérvix, entre otros.

Uno de ellos, el estudio MONARCH-3, es un estudio en fase III que ha demostrado la utilidad de añadir un nuevo medicamento, abemaciclib, al tratamiento hormonal que habitualmente se emplea como estándar en un tipo concreto de cáncer de mama: en mujeres postmenopáusicas con enfermedad avanzada, receptores hormonales positivos en la superficie de las células y que no expresan la proteína HER2 (HER2-).

El estudio se ha llevado a cabo con 493 pacientes postmenopáusicas de 22 países y los resultados dados a conocer en ESMO demuestran que tras 18 meses de seguimiento, añadir abemaciclib a la terapia hormonal estándar (con un inhibidor de la aromatasa, bien anastrazol o letrozol) logró reducir el riesgo de recaídas un 46%.

Como explica para ESMO el Dr. Javier Cortés, jefe de la Sección de Cáncer de Mama y Tumores Ginecológicos del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, el estudio confirma que la combinación de hormonoterapia con los nuevos inhibidores de ciclinas (una familia de medicamentos que bloquean el ciclo celular, como es el caso de abemaciclib)  permiten un control de la enfermedad en periodos de tiempo mucho más largos y retrasan la necesidad de que las pacientes tengan que someterse a quimioterapia . “El tratamiento optimizado de hormonoterapia con estos fármacos permite a los pacientes demorar de manera muy llamativa la utilización de quimioterapia”, ha asegurado.

En el estudio MONARCH-3, el inhibidor de ciclinas abemaciclib, añadido a la terapia endocrina, mejoró la supervivencia libre de progresión en comparación con la terapia endocrina sola, como ha destacado en rueda de prensa el Dr. Angelo Di Leo, especialista del Instituto Oncológico Toscano, en Prato (Italia). Concretamente, la respuesta fue del 59% en las pacientes tratadas con abemaciclib y del 44% en el grupo que recibió placebo. Se detectaron tasas de diarrea y neutropenia (bajada de las defensas) del 81,3% y del 41,3%, respectivamente, en la rama de abemaciclib, y del 29,8% y el 1,9% en el grupo de control.

Los autores han planteado que la mayoría de las pacientes con cáncer de mama sensible a terapia endocrina se benefician de añadir este medicamento a la terapia inicial, pero sí matizan que hay aproximadamente un tercio de casos en los cuales no es necesario recurrir a esta estrategia.

El segundo estudio en cáncer de mama que destaca el Dr. Cortés es la actualización de un ensayo clínico cuyos datos preliminares ya se habían comunicado previamente. Los tumores de mama HER2+ que también expresan receptores hormonales (ER+), se suelen tratar con trastuzumab, un anticuerpo que bloque la acción de HER2: “Ahora sabemos que tras un año de tratamiento con trastuzumab, si continuamos con un fármaco llamado neratinib, el pronóstico es mucho mejor, aumentado las posibilidades de curación”.

Además, en el encuentro científico se han dado a conocer los resultados de un ensayo con más de 600 pacientes que ha confirmado que la quimioterapia y la radioterapia combinadas (quimiorradiación) debe mantenerse como tratamiento estándar para pacientes con cáncer de cérvix localmente avanzado. Los autores han descartado que la quimioterapia administrada antes de cirugía mejore el pronóstico en mujeres con esta enfermedad.

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